26 nov 2019

El infante siniestro.

¿Has mirado a los ojos de una madre que acaba de perder a su hija y no hace sino quejarse de sus magulladuras y bromas infantiles sobre el maquillaje de la cara que le ha dejado el accidente?
¿Has mirado a los ojos de un padre que se desentiende emocional y económicamente de sus hijos pequeños?

Soy atea, pero ella repetía mucho: "Dios los cría y ellos se juntan". Su filósofo de cabecera era el refranero. Tiene tantas lecturas y referencias posibles esta idea que siempre gana la recia sencillez de la que te decía lo mismo a su manera y, eso sí, filtrando bien lo mejor que le dieron.

Si no has mirado a esos ojos y no conoces la historia que hay detrás, de maltrato en la infancia, creciendo apresuradamente, una porque tiene que prostituirse desde pequeña para sobrevivir. El otro es uno de los niños olvidados del franquismo, abandonado, con graves carencias afectivas desde crío.

Historias que el cine no cuenta, o cuenta poco, o los personajes son gente acomodada, ya no hay muchos Paco 'el bajo'. O que están incompletas. Te cuentan "El Bola". Pero no te cuentan que el Bola intenta suicidarse con treinta y tantos porque no es capaz de amar. Sólo ha conocido palos.
Te cuentan un fragmento generacional.

Hay maravillosas excepciones, claro. Pienso en "Solas", que es una obra maestra del género dramático y una joya de nuestro cine que brilla de manera especial. Por muchas otras cosas, como la ausencia de moralina intragable, habitual cuando en la temática hay crítica social. Eso se evita mediante la presentación cruda de unos personajes que apenas llegas a conocer un poco al final y que no son atractivos, en el sentido de resultar simpáticos. Son amargados sin ambages, no te pone de su parte haciendo trampa con el encanto personal ni mierdas. También está la crudeza descarnada con que muestra la adicción al alcohol, consiguiéndose incluso un personaje más que lo envuelve todo. El desarrollo de los hábitos nocivos como un tufo que envuelve la cinta, hasta descubrir el origen de las cosas en el núcleo familiar asfixiante. Cuenta de cómo y por qué el progreso es lento, todo lo que hay que des-programar, que se ha de filtrar e identificar como errores de los ascendientes. Definitivamente hay que verla, mínimo, tres veces. Cuanto más abres la panorámica de esas generaciones anteriores, presentes y futuras, más datos abarcas, mejor se comprende todo.

¿Es responsabilidad del seminarista hijo de rojo exiliado, que lo abandonó para dejarlo en manos de la familia materna que lo internó, lo que hace en su vida adulta que afecta a terceros que dependen de él porque él los puso aquí? Sin duda. Sobre todo porque son inocentes de lo acaecido cuando no estaban.

Infantes siniestros, tanto por carencias afectivas como de atención a las necesidades, teniendo de todo o no teniendo nada, suelen hacer adultos irresponsables, como lo son aquellos que moldearon antes fríamente, sin pensar en las consecuencias de su desapego.
Si nada ni nadie se topa en el camino y lo remedia, serán también caprichosos y perturbadores narcisistas, siniestros y egoístas, siempre anteponiendo sus deseos y necesidades a los del resto.

A los nuevos guerreros hay que cogerlos en brazos y darles calor, amorcito.
Y risa, mucha risa con humor negro a tutiplén. Porque tus ojos ya han visto incluso "el vivo al bollo" con una criatura de cinco años tras un accidente mortal con el alcohol como artista invitado en el evento. Y toquen madera, para no tener que comprobar que esa era la única salida posible al dolor.



A los que vienen, siempre amor. FUCK VOX.