Siempre con los mismos cuentos grandilocuentes y la misma pertinaz insistencia en quedar por encima unos de otros. A veces tras la coartada que proporciona la indiscutible conveniencia del debate y la pluralidad de ideas.
Hace unos días se dirigieron a mí en un foro valorando mi resistencia a tirarme del carruaje en marcha desde la postura infame de que mis complejos e insatisfacciones manejan mis palabras a la hora de discrepar. Complejos intelectuales, dije yo, no físicos.
Ahora resulta que agradezco la afrenta, porque, no sé si fruto de una sobrevaloración previa de mis capacidades, poco después alguien a quien aprecio me tiró una puya en lo suyo que me ha reafirmado en un pensamiento que tengo desde hace tiempo. Y sobre él vengo reflexionando, asistiendo, en la medida de lo posible y cuando mi ánimo no se desparrama, a la blogosfera y las dispares opiniones que encuentro entre los poquitos blogs que mi windows de mierda alcanza a mostrar con eficiencia.
Son tiempos estos en los que la razón y el pensamiento crítico están poco menos que vetados a la gente sin formación universitaria o que no lee lo necesario para ser eminencia dotada de discurso válido. Esto es a mi parecer lo que evidencian los lenguajes lejanos que muchos se empeñan en utilizar para dirigirse a la ciudadanía. De modo que algunos días me frustro porque el destino quiso que tuviera que dejar súbitamente la carrera y otros, al contrario, pienso en si es posible que el haber continuado mis estudios habría hecho de mí una gilipollas en grado superlativo. Si ya soy pedante así, no te quiero ni contar de haberme licenciado. Con qué atrevimiento hablan muchos del lenguaje poco adaptado y distante de Llamazares, hay que joderse... Cuánto más se conseguiría estando realmente cercano a la gente, no en el sentido falso del que habla Mariano, pero sí utilizando su verbo mediocre (que es el adjetivo que utilizarían muchos de los de I love IU). Yo lo llamaría -una vez desprovisto de la paja demagógica-, eficaz.
Quien piense que no se pierde un caudal desbordante de votos por esa actitud, está muy desviado de la realidad social española. Con el agravante de añadir una dosis de pesimismo y desesperación que se suma al que desgraciadamente aportan la corrupción y la socialdemocracia de Zápater y su tropa. Otras muchas veces pienso que es imposible que muchos de los que están en esa tendencia entiendan los problemas de personas que, como yo, llevan un año en la lista del paro, atrapados en el limbo de quien tuvo que emanciparse por la vía rápida accediendo a sectores como el de la hostelería (o la construcción) y dejar su formación para más tarde, viendo ahora que no hay curro no cualificado y que al otro no puedes acceder sin hincar codos durante un rato largo. Y que el agobión es doble porque siempre tirabas del carro y ahora formas parte de la mercancía. O sea: una carga. Nótese que hablo (aunque no sólo) de la antaño llamada generación X, lustro arriba, lustro abajo. Semos numerosos. También me refiero a los que dejaron de estudiar porque no les dio la gana y/o no le dieron importancia en su momento, ya que nadie se lo supo hacer ver.
Mientras tanto te metes en la interné y, en soitu.es, hay un foro muy encendido contra un tío que alaba el Windows7. Uno de los argumentos que da es el precio. Y todos a la yugular porque un mac pequeñito cuesta "sólo" 500 (y pico) aurelios. Ya no se acuerdan de que la ayuda prolongada por el gobierno es de 420. Pos vale: que se vayan a la mierda quienes se lo puedan permitir y me llamen envidiosa, que yo fui al paro después del autoempleo y no tengo siquiera derecho a prestación. Tendré que tirar con el Güindos, qué le vamos a hacer.
Otro rato sigo, que tengo que aprovechar que me entra el sueño para tener algo de higiene del ídem y seguir mañana buscando. Curro, quiero decir, que como no cobro prestación no espero que me llamen del INEM para una oferta.
P.C.: Alguien me dijo no hace mucho que, de no ser por unas penosas circunstancias que trabaron sus planes, seguramente no sería la persona [enorme] que es hoy.
Pos eso. Que a veces se nos olvida el valor real de las cosas o las cosas que son reales. O algo (que diría aquél). Y pos que estoy bien dentro de lo que cabe. Pero que no me venga nadie con la dignidad de las que tienen que servir porque me cabrearé. Ya saben: psicología barata de barra de bar no, por favor, que tengo empacho.