24 jun 2021

Última noche.

El chico de mi primer beso con lengua. Y a decir verdad, muchas cosas más en ese verano de los 12 a los 13. Me quitó la inocencia él. Andoni era de mi tiempo. Nació unos meses después que yo, de hecho, pero estaba aventajadísimo. Me enrollé con algunos tíos de más de veinte, después de él, y menudo desastre. Ni saber dónde poner las manos sin ir directos al pan... Total, que dejó el listón muy alto. Y me gustaba, pero mucho menos que su hermano mayor, que estaba con mi amiga de toda la vida del pueblo.
Se le daba tan bien seducir, al cabrón, que me lo quitó de la cabeza rápido, al otro. Estuvimos año y pico haciendo lo que se conocía en mi época como "salir juntos" o "estar enrollados". Aunque en el pueblo y en esas edades salíamos poco, en realidad. Bajábamos al río Pisuerga a bañarnos en verano y por las noches quedábamos a comer pipas con el tocata en las escuelillas. El domingo, después de misa, al pueblo de al lado, más grande, al rastro, a comprar chucherías, tomarnos una coca-cole, haciéndonos los mayores y así. En el verano que estuve con Andoni ya sí nos dejaban ir a la disco de Astudillo, también.
Hasta que la cabrona de mi amiga de toda la vida, la novia del hermano mayor, llevó un puente a su amiga nueva de FP. Sonia. Andoni babeó al instante al verla y yo me percaté al momento. No pude enfadarme con nadie, ni con la niña. Entre otras cosas porque a mí me dejaba flipada, también. Con su boca tan atractiva, de labios llenos, y su figura esbelta. Sonia era preciosa por fuera y por dentro. Cero malos rollos y muy sana mi primera relación importante. Enseguida él me dijo que le gustaba ella y yo me aparté. Me siento muy orgullosa de mi madurez tan precoz en estos asuntos del desamor. Pero es que era una maravilla ir a la discoteca en cuadrilla el fin de semana, estando con él. A los dos nos encantaba bailar y bailábamos juntos y con todo quisqui, pero luego nos comíamos la boca siempre él y yo, nos buscábamos. Nunca un mal rollo de liarme yo ni él con nadie, aunque vacilar y bailar, lo que queríamos. Y luego, pues es que nos poníamos más cachondos el uno al otro y de manera mutua, por eso siempre acabábamos juntos, porque nuestro sexo adolescente era muy bueno. Me hacía correrme muy fácil, cuando me hacía dedos. Era muy bueno con las manos. También tocando en las previas, se sabía todos mis huecos particulares y puntos débiles. Me agradan estos recuerdos y sonrío siempre cuando pienso en el de Ortxarkoaga, sus pasos de RAP, Bobby Brown y sus pícaras miraditas.

No recuerdo la última noche de sexo con él. Sí recuerdo la última juerga de noche: en la boda de su hermano y mi amiga de toda la vida, en Burgos pero en la Catedral (estos vascos...)
Yo ya llevaba un par de años saliendo con mi ex y él seguía con Sonia.

El segundo que me rompió el corazón, por otra bellísima criatura, en este caso mal, poniéndome los cuernos mientras yo estaba en Santander con mi madre aislada en una habitación de hospital (cosa que la que se lo quedó no supo hasta bastante después), era el delantero. En definitiva, ese gran enamoramiento (aparte de los platónicos, de los cuales dos no he renunciado a empotrarlos, aún...)con sustitución inmediata de mi cariño, sí que fue una puñalada en un momento vital muy jodido. Para colmo, apenas dos meses después de aquello, la Mamá Mamba murió. Estuve años sin casi hablarme con él, y teniendo que tragar verlo a menudo pues era uno de los mejores amigos de mi hermano pequeño.
Pero Paula era preciosa... también. Hoy veo que, además de la cuestión de que ninguna de las dos fue culpable de enamorarse y la segunda menos aún, de que él me engañara, no podía odiarlas porque las veía no solo inocentes, sino preciosas.
En alguna reunión del club escuchaba maledicencias a mi alrededor. Suele ser siempre alguien del entorno que, por tener envidia o mala idea, aprovecha la brecha y el rebufo de los celos, a poco que huela la sangre fresca. Yo las sacaba la cara tanto a S. como a P. A ambas, pero más con la segunda, aún, siendo honesta. De lo de P. siempre vi mucho más desconsiderada e incomprensible la actitud de mi hermano, que me la metía hasta en la sopa, incluso previamente advertido, si podíamos coincidir. Y quizá fuera por eso. Porque ella parecía empatizar mejor conmigo incluso que personas más cercanas a mí, a priori.

Hoy me lo explico, igual que algunas ocasiones en que he sentido vértigo al tener feeling con tías de manera sexual, con las que ha habido tensión y muuuchas caricias. Mi bisexualidad, que tantas veces he dicho medio en coña (creía en ese momento) a mis tíos con sus homofobadas estando en celebraciones familiares o reuniones de varios.

En cualquier caso, la última noche con el delantero estaba él, por tanto, ya siendo infiel a P. aunque gatillazo de él por la borrachera, qué íbamos los dos finos. Hay que ver los fanfarrones y caníbales qué cobardes son en realidad y qué flojos. Y aún así una gran diferencia entre el joven caníbal y el maduro:

A pesar de fracasar, una y otra vez, la última noche, intentar ambos hasta la extenuación dar placer al otro, y conseguirlo por momentos breves, frustrados de nuevo por el odioso alcohol...

Y sin embargo, el otro era como una derrota tal...

Hasta con el mentiroso patológico y cuando ya hallé algún que otro indicio en aquella casa familiar, de puertas cerradas. 
Volver a la isla tan requete follada que había dormido hora y media nada más cuando subí al avión. No era posible dejar de juntarnos, labios, manos... y al mínimo roce ya estábamos otra vez, frenéticos, como conejos, enfiebrados y entre gritos, saliva y flujos.  La cuenta perdí, de la última noche de cuatro.
Que es lo mejor en esta vida. Y pienso en mi alma gemela, Silvi...

No digamos con el padre de mis mambitas,  que además duró años, lo de los maratones, cuando nos daba. Llegó tarde al curro muchas veces, en esa época de la constructora, se nos iba la olla. Así lucía yo, claro, a la orilla del mar. Esta foto me la hizo el padre de las mellis en una escapada de finde a La Graciosa, en el verano de 2009:



Los dos años previos a quedarme embarazada yo estaba permanentemente erotizada. Por el contrario, se pueden contar con una mano los polvos post maternidad. Y no recuerdo la última. Mentira. Pero no lo voy a contar, A alguien lo hice en privado y juro que no recuerdo a quién. Estaba muy nublada y dolida, ese día, eso sí lo recuerdo.

Las últimas noches que no se sabe que lo serán, ese drama de mi alma y de tantas otras que han dejado un lado de su corazón congelado.

Por si alguna vez hay que repasar la historia.

Crees que no soportarías otra última noche como las que se sucedieron: 14 y 17.
Estás segura de que no, de hecho.
Amor embustero y yugo machista fraterno.
Y tantos de esos que dicen no todos nosotros teniendo tanto malo en común. 
Da igual si te hieren porque le amabas y deseabas o si es porque le amabas y transigías con su déspota jerarquía.

Ultima noche en la falda de este volcán.


A mí me da igual edad, mayor, menor que yo... Da igual el vínculo, familiar, conyugal, sexo afectivo, amistoso... Todos me mangonean y tutelan mientras me dicen manipuladora.

"¡Mirando las estrellas es más fácil soñar!", decía Don Manolo Tena.

"¡Llévame, libre y salvaje, llévame hasta el mar!♪♫"