Esos nudos. En el estómago. En el alma sentida. "Se llamaba Gabrielli..." Una de las mambitas podía haber sido Gabriela, estaba entre los que le gustaban a Momo cuando pensaba nombres mientras se tocaba la barrigota. Saltos temporales mentales. Dolor de pérdida.
Sirvió durante años como precaria excusa. Mezquina forma de ver el amor, cuando durante ese tiempo pensaba que la pérdida de una tierna vida inocente reforzó el vínculo. En aquel momento aún no estaba superada ni la reposición impactante ni la propia ausencia de la Gran Mamba. Y todo era confusión unida a diferencias culturales muy profundas.
Y siguen sin tener nada que ver pero ahí están juntos, lo que vale es que la elección la hizo él. Con todas las consecuencias, eso sí, claro. Las marcas de la prole él debió calcularlas previsoramente. Si no fue así, aceptar también las elecciones que los hijes hagan derivadas de lo que les hemos enseñado. De nuestras propias decisiones, por ende. Y también a veces por nuestra incapacidad de tomar otras más beneficiosas para el nido.
<<Sangras, ríes, lloras...♪♫
Sangro, río, lloro...♪♫
Y ya ♫te has cansado ♪de ponerle ♪buena cara al daño♪♫...>>
(La mala educación versión Mikel Izal)
¡¿Y si...?!
Esa posibilidad remota existe también, Momo. O no tan remota si piensas en todos los personajes que pueblan este blog, que has inventado por partes. Piezas sueltas de un rompecabezas que irán uniéndose buscando la armonía en la historia. En realidad es por eso que sigues escribiendo sobre el abandono, una y otra vez. Porque podría haber sido todo deliberado, pero a posteriori. La identificación con colectivos que aborreces y el colegueo con personas deplorables en tu esquema moral.
Lo niegas en base a la negación perpetua del amor que viviste en esos días, salvando dos destellos en los que creíste ver que te conocía.
Ahora juegas a ahogar la rabia de ver que no conoces, no sabes nada en absoluto, menos mil sabes de aquello que sucedió. Estabas devastada y dos muestras de atención cualquiera podían ser significativas.
Es momento de dar la vuelta al cubo, para ver si en la base estaba la distorsión. Y no hay manera. No fue mentira lo que viviste, Pero tampoco lo fue lo posterior, el silencio y el abandono. Cuando desisten de entenderte, así lo sientes.
Hay una nueva adicción enfermiza en recrearte en la tragedia de que nunca más habrá contacto porque tú así lo has decidido. Esa es una certeza. Tu manera de relacionarte podría haber propiciado un encuentro y una oportunidad de hacer preguntas y tal vez incluso obtener respuestas. Y dentro de esa verdad, una duda aún no resuelta, al menos de momento: en realidad la decisión consistía en ser tú misma, con tus "disfraces", pero fiel a tu manera de sentir.
<<Desgrana>>
Todo. Desde el inicio. Reconoce también el lado oscuro Gran Mamba, que lo conociste muy bien. Otra cosa es que sepas de sobra a esta altura del camino que no tienes ningún derecho a juzgar. Que no lo sabías todo, que quizá hoy el desgaste vital te haya enseñado más. Cuán equivocada estabas tal vez en ciertos puntos de vista.
La vivienda y el desgaste. De no tener nunca la seguridad de un techo digno, decente para tu prole. Algo que ha vuelto a pasar. Y te pasa a ti. A la lista de la familia, en teoría. No, no lo serás, pero sí resiliente aún en tus pataletas de rabia, porque pisan tu dignidad. Y que viene de los tuyos, sí. Ves claro que son tus mambitas con todas las consecuencias.
Ese pensamiento constante de otro pasito más, a la vuelta de la esquina está esa tranquilidad. Que casi tocas pero nunca llega del todo.
Él ha desaparecido de tu vida en este tiempo. La última vez que le viste fue para tener una agria discusión. Después te rompiste y ahora no hay hilo de comunicación. Bien, es lo que querías. Te estaba complicando.
Hay nuevos horizontes. Y malos tragos de estrechez de nuevo.
Pero mira los escalones, no son tantos. Has hecho etapas recientemente que ni el Ironman, bien que lo sabes.