23 sept 2022

Alguien.

 Alguien que compensará todo el dolor, porque habrá sido el trayecto necesario hasta sus abrazos verdaderamente empáticos y sanadores.

Alguien que entenderá la ternura como ella la entiende, necesaria en cada cosa y aliento vital. 

Where♫ have you been♪ all my life♪♫

Verdaderamente sentir ese asidero, creer en el destino. Pues no. Ahí muere todo romanticismo porque es una brasa en su cabeza muy arraigada lo de la probabilidad y el azar. Entonces sabe perfectamente que cuando sucedió la ceguera acababa de abrir las puertas a esa posibilidad de enamorarse de nuevo. Que antes en su manera de estar en redes estaba capada. A cal y canto, satisfechas las necesidades, muy claras las líneas rojas a la hora de vacilar en particular con el otro sexo. Esa es la diferencia sustancial, al fin y al cabo. Años en redes, pero fue en 2018 a finales que empezó a abrirse el campo de visión. Que siempre había estado ahí. Se revela la realidad, sabe que se habían cruzado y fue él quien se mezcló con la gente con la que ella ya estaba. Sí. Conversaciones, retuits e interacciones que él inició. Aquel bloqueo retirado con intervención de un común. No, no había nada de inocente,  pero Momo se lo tragó, claramente. La única sinceridad fue admitir que ya había zorreado antes con otras. Lo que abre dos posibilidades: Una, que fuera cierto, con lo cual refuerza la tesis del depredador casado que opera en redes para una triste paja mucho menos riesgosa que ponerlos en analógico, lo que alivia algo la tensión testicular de una manera bastante más agradable para la autoestima, pero sin llegar a ser una cana al aire en toda regla, según algunas mentes del siglo pasado (muy pasado). Y dos, que fuera un farol por puro narcisismo de no querer reconocer inexperiencia... No. La segunda no es posible, de ningún modo. Inexperto en bastantes cosas importantes en relación al sexting cuando hay terceros engañados, no era, en efecto. Sus conocimientos sobre la materia no eran intuitivos ni de coña.

Pavada, cada vez más claro, Momo. Pero nada que salga de un esquema completamente lógico. Llevaba sin flirtear con intención seria de coger desde casi dos décadas atrás. Y cuando volvió a interesarle conocer gente nueva, la oportunidad y el deseo fue con alguien en Internet, por primera vez desvirtualizar para follar, Con más de cuarenta. Desentrenada en detectar cabrones, herida y doliente aún de la ruptura... vulnerable en un entorno nuevo. Un tierno bocadito para buitres y hienas.

Ahora ha perdido el interés por esos encuentros en la distancia, totalmente. No le interesan si no es con lucro mediante. No la buscan ni lo busca.

En el curro le atraen más las mujeres, cien mil veces y en todos los sentidos. No hay tíos guapos y los dos que son más monos no son su tipo. En cambio las mujeres son todas unos pivones y la mayoría maravillosas.



Seguirá siendo una incógnita, un pronombre indefinido. Momo cree que aún por bastante tiempo, le queda trecho para recuperarse del todo y antes de eso solo quiere el amor grande y definido: el que tiene inmenso.