Si hay algo por lo que yo sé de la grandeza de la persona que ha inoculado verdadero AMOR y se ha quedado para siempre a vivir en mi corazón, es por la calidez y nitidez de los recuerdos que esa persona evoca en mí.
De mi madre y de mi abuelo, a pesar de que no están pisando el suelo desde 1988 y 1999, respectivamente, son los mejores, sin lugar a dudas. Él y ella eran los dos excelentes narradores. Mi abuelo parco y austero como en la vida a nadie conocí, hasta hace poco... Aunque fue una capacidad sin duda heredada por su hija, mi madre, y después por mi hermano Javi, el nieto mayor, quien más y mejor le conoció.
Mi madre contaba muchas anécdotas de él, más a mí, en privado, cuando él ya no estaba, frecuentemente comentando el triste hecho de la cantidad de nietos que se perdería, empezando por la primera que nació después de él fallecer. Sí, mi hermana pequeña fue la primera de cuatro nietos que nacieron después, a lo que se añaden los diez bisnietos ya llegados a este mundo, en treinta y dos años desde que nos dejó.
A ella, además, se la encendía el pecho y el candil en la carita mientras contaba cómo su padre estaba loco por su primera nieta. Es un recuerdo verdaderamente nítido para mí de la faz del amor auténtico.
Esa zapatería más cercana en aquella época, era una de las de la Calle Vitoria de Gamonal, en sentido descendente, en la acera a mano izquierda desde la vía principal que atraviesa la aldea. Era una tienda carísima, prohibitiva para la mayoría de los bolsillos de un obrero con un sueldo medio, y situada en la arteria burguesa principal del barrio por algo. Médicos, aparejadores, farmacias, bares de bravas, el Bar Reno y sus recreativos, los comercios textiles de cadenas de barato, La Orensana y La Flor Catalana. Y entrada a Burgos viniendo desde la capital alavesa que le daba nombre a la yugular de entraba al antiguo pueblo que se convirtió en barrio de aluvión denso.
Me los llevé puestos y cuando llegamos a casa mi madre le echó la bronca mientras él sonreía de oreja a oreja y decía "la niña tenía los zapatos ya rotos, qué hacer que comprarle otros, si va con su abuelo".
...
"Son muy bonitos, padre... ahora le tendré que comprar un polo y alguna cosa del mismo color..."