17 feb 2020

Espontáneo.

Es una chispa. Que siento en la nuca y me recorre la columna vertebral, la espina dorsal del dragón que se contrae justo antes de escupir fuego.

En la tele hay un programa de crónica y reportaje sobre cine de finales del siglo XX. Muy interesante, pero denso, para mi gusto. Ella está en pijama, con ese atuendo desenfadado que tanto le favorece a su pelo rojizo revuelto en un moño de andar por casa. El tirante fino de la camiseta resbalando por el brazo, al descubierto la línea del hombro con el cuello. La miro desde la puerta, apoyado en el marco, cruzado de brazos. La observo mirar la pantalla con ojos chispeantes de curiosidad. Hablan de alguna anécdota entre Mira Sorvino y Woody Allen durante el rodaje de "Poderosa Afrodita" y a ella le encanta el cine del neoyorquino. Ríe. No se ha dado cuenta de que estoy viéndola en secreto, en su esencia. Me está poniendo cachondo sin hacer nada, podría decirse.

Me ha pillado. Salgo de mi propia ensoñación, mientras notaba el estado de inquietud y el calor en los bajos y, al mirar hacia el sofá de nuevo, tiene sus ojos clavados en mi...

<<-¿Qué haces ahí parado...?
- Mirarte.
-¿Qué mirabas?
-Tu cuello.
-Bobo... ven conmigo aquí...>>

Tres pasos, un salto, cinco segundos y los dos juntos en el sofá. Con mantita. Me abraza. Apoyo la espalda en el tresillo y ella la suya en mi pecho, acurrucándose como gato enroscado. En un principio pienso en calmar el ansia que se encendió hace escasos minutos, de pie, mirando sin permiso su cara íntima, la más bonita y reservada para los privilegiados. Ese candor que me hizo desear follarla sobre todos los muebles de la casa. 

<<No, así no te lo sacas de la cabeza...¡relax! ¡Ay!>>

Ella tiene otros planes distintos que yo, al parecer y de repente, pero no son ver el programa de Gasset, como yo pensaba. Sin más preámbulo que una mirada de reojo y una risita pícara, suspira y se toca por dentro de la camiseta, da un pellizquito en el pezón, se muerde el labio inferior. Y ahora me restriega su culo por mi entrepierna.

Ha habido un inesperado giro de guión...



 Pierdo el tiempo dos segundos, los que me lleva chuparme dos dedos y meterlos dentro de sus bragas, ¡uf! ¡cómo está! ¡cómo me gusta su humedad caliente en cero coma dos!

<<-Yo pensando que no me veías...
-Y no te veía... pero te noté el temblor en la espalda al abrazarme. ¡Vamos! ¡¿Dime qué te estabas imaginando ahí de pie, sin yo hacer nada para ponértela así?! 
- No te voy a decir nada, acércate que te lo explico sin hablar...>>