9 nov 2020

Metralla.

Rígidas exigencias a las que crees tener derecho, por la vía de la victimización. Esa es la mayor contradicción en todo esto. Tu conducta nefasta, que se retroalimenta porque es una vindicación no llevar candado para proteger tus desbarres de sus maledicencias. Y mostrarme tal y como soy hoy en día guste o no, pese a quien pese, con mis errores y mis éxitos, pero yo. Y no pienso pedir perdón por este individualismo feroz en la media vida que llevo haciendo lo contrario. Es una obviedad a estas alturas que no comulgo con quienes ven el trabajo solo como medio para un fin, que, ahí sí puede ser hedonista y darle bola a lo snob y el elitismo. Eliminando la posibilidad para el grueso de los mortales que venden su fuerza de trabajo de hacerlo de manera satisfactoria, para pasar no pocas horas de sus vidas haciendo algo ameno cuando no que cure el alma.
No, miren, no, que por ese lado tengo claro quién me guía y por qué. Mi hermano mayor, lejos, más. Pero sigue siendo mi ejemplo para tantas cosas. Comprende que no es suficiente con querer ser padre para serlo, a la vez de no creerse con derecho a negarle a nadie otra manera de verlo, arrimando de manera generosa el hombro a los venideros, sin creerse mejor que ellos. Por tener también la certeza de que todos la cagamos, y que en eso consiste ser humanos. Prueba y error, la empiria y el progreso científico que nos define en el amplio Cosmos.

Bella mi islita, nadie me va a enseñar a verla como yo la veo, cada uno tiene su mirada.
Pero aunque bella, también sangra, TiterroyGatra...