16 ago 2021

No vale un peso.

Ahora sonrío más, aún, cuando miro esa foto. Y más niño chico le pienso, recordando la conversación posterior...
El contraste. El disfraz. Lo que aparenta ser y lo que realmente es. Que por eso quiso anularlo horas antes, en realidad. Sabía que me daría cuenta.




Tengo una cualidad cuando amo (o creo yo que lo es, a mí sí me lo parece) de la que estoy enterada porque varios amantes han coincidido en esto. Dicen que cambio de roca inaccesible a algodón de azúcar. Me vuelvo a la infancia, me siento una niña ingenua y feliz, aislada de los horrores de fuera, no por ello menos consciente, sino teniendo un motivo para estar contenta y activa. También en la lucha. El amor me mueve, me sana y rejuvenece. Y necesito demostrarlo; cuando amo soy muy expresiva. Con mi cuerpo, con mi voz o con mi boca...
Ninguna persona que esté deprimida puede ayudar a nadie a sanar de sus propios demonios, si no hay un motor consciente que la empuje a levantarse de la cama. Ahí, para mí, el amor, el deseo y el cariño diario, entendido este como atender los mensajes, simplemente, o las llamadas de ayuda, son imprescindibles.
El frío me hace un daño terrible. Y las personas que rehúyen la resolución del conflicto manifiesto con sus parejas o seres queridos, ocultando el tema, zanjándolo de manera abrupta o minusvalorando el problema, son, con su conducta evitativa hacia mi planteamiento de necesidades no satisfechas, un cáncer para mi bienestar emocional y, por consiguiente y de la mano, para mi salud mental. He aprendido que esas personas son tanto como decir 'malas para mi salud', si están en mi entorno cercano, sea este virtual o analógico. Es decir, mi respuesta de gacela que huye ante la llegada del león, es perfectamente válida y funcional. Y no debo infravalorar mi capacidad de comunicación asertiva, porque la pérdida de ella fue en escalada con la conducta evitativa de la persona a la que yo requería atención. Tengo que dejar de culparme porque él me reforzara la conducta. En este <<ÉL>>, caben varios tipos de personas, no solo el más evidente, que es el que ha convivido conmigo hasta hace poco. Los primeros párrafos aluden a alguien que no es mi ex. Es curioso. El podemita y el pureta se parecen mucho más en sus patrones conductuales de lo que ellos creerían nunca. Pero tened eso muy presente, quien lea estas líneas:
Cagarla porque has enamorado a una mujer que no ibas a amar como ella necesitaba y luego, para colmo, pagarla con el silenciamiento y las comparaciones, hacerle luz de gas, incluso ya desde lejos, -o divorciada o asqueada de la hipocresía del pureta en el antro, da igual que me da lo mismo-, exponerla al escarnio público y a quienes la quieren peor, de entre sus familiares. Es mezquino y brutal para una persona con una depresión severa. Pero luego se atreven a opinar sobre salud mental y saben más de la pérdida de ella que los que la padecemos en primera persona. No miran lo que hacen con las personas que pasan por sus vidas. Lo que importa es tener la razón. El ego, otra vez.


<<Una niña chica, que guardaba un recuerdo entrañable, mezcla de nervios, torpeza, ansiedad, miedos... complejos, inseguridades ante el ser amado, por el tiempo que hacía que no sentía algo así. Por no haber salido aún del daño y la influencia del hielo del anterior que amó...

Que se reía a carcajadas ante el mensaje escrito de él comentando aquella noche juntos; y en ese momento le pareció tierno y muy humano. Después descubrió que, efectivamente, no había entendido su ingenuidad de enamorada con sello de autenticidad. Que no creyó el alcance de los sentimientos y que eso lo redimía un poco de su insensibilidad de los últimos tiempos. No acabó ahí la cosa, porque poco más tarde de serenar el dolor y la rabia de la cobarde forma de despedirse, asimilarlo y hasta perdonarlo, la niña ingenua descubre que su personaje Montecristo en el antro mugriento y con cierta gente, él lo ha estado observando a hurtadillas y descontextualizado, y juzgando como si fuera igual dentro que fuera. Como si no la hubiese visto en la intimidad, unas horas, y sabido que se le iba la fuerza por la boca. Que tenía miedo del contacto de quien no sabía si la rechazaría o, al contrario, dormiría con ella. Ella lo quiere tener en su cama pero teme que diga algo que la hiera. Esa eterna herida sin cerrar. Saber que te conoce de verdad y se ha posicionado con quienes te llaman zorra. De la clase que él le adjudicaba, sí: una mala zorra sin sentimientos. Él sabe que no, y solo hizo que provocar, en el antro, codearse con quienes la hirieron profundamente, en los peores momentos...>>



Como que Momo no lo tuviese calado de sobra, a su personaje. Hace mucho. Desde que se la cruzó al principio de colega de los que sigue siéndolo. 

Ella ya iba al antro cuando llegó él. A ellos siempre se les olvida.

No vale un peso, una relación sin amor y deseo, sin disyuntiva. Mejor sola y multi amada, así sea por quienes prendo con mi sexo explícito, y tienen el valor de decirlo. O de no negarlo.