2 ene 2022

Insensibilidad.

 Porque ser resiliente no implica ser insensible. Y ser duro de carácter o fuerte en externa apariencia tampoco significa ser capaz de parar las balas ni carecer de empatía.

Solamente significa que sabes mantener mejor la compostura.
Pero saber hacerlo no impide que llegue el momento en que ya no se pueda más. Ese día es el primero de muchos otros que seguirán, en los que llegarán las reacciones explosivas a las críticas, exhibiendo conductas que antes se conseguían domar sin problemas. O también que cambie la actitud, cuando recibiendo duros palos que no impedían que te levantaras de nuevo para continuar el camino, de pronto un leve empujón te paralice y bloquee. Y que no puedas caminar más y quieras taparte los ojos y encogerte como un niño chico.

Aún no son dos meses, pero sí ocho semanas. Desde que comenzó la partida sin retorno hacia climas cálidos, donde ni el hielo ni la insensibilidad te rocen. Dos semanas de las de pasar en soledad, difíciles, de solo querer dormir cuando no tienes otras obligaciones o incluso cuando sí las tienes. Pasados los previsibles y esperados primeros baches de la terapia de choque, ha sido rápido en progresar el beneficio de guarecerse de ese clima extremo que provoca el desamor. La insensibilidad para con el resto, de la mano de la apatía y el tedio, pues no hay combustible para el alma que le haga querer recuperar la buena forma para la carrera de fondo que supone el amor puro. Todo eso que rebasó el límite y colmó el vaso. 

La gota que lo desbordó todo y trajo el candado para el mundo tribu. Esa autocensura y protección de tus pensamientos abruptos, que tampoco tienen lugar en ese antro si haces oídos sordos a la tribu que te increpa y trata de que entres al trapo, desde los reservados de siempre.

<<Muerto el perro, se acabó la rabia...>>

La serenidad y el tobogán de seda que es saberse tope de dignidad. Se traduce en seguridad y pasos firmes. Colmar necesidades era esto. Ponerte a salvo de el juicio de los necios, sin excluir de esa saca a quienes de partida estaban en el bando de los seres que amabas y te llenan.

<<Bájalo del pedestal. Pero no hace falta que sea a hostias. Que se peguen ellos, ellas y elles.>>

Es en tu casa, donde decoras como te da la gana. Así pues, de manera desapasionada, dos meses después casi, sacas el retrato del marco que concedía relevancia a la imagen y lo colocas en un álbum de donde extraes otra instantánea de tu vida que sustituya a la otra, para volver a ponerla en la estantería, con el resto de recuerdos y efectos personales. 

<< "La sentida", como te llama tu querido hermano mayor, y "El insensible", como muy pronto viste que era, eran del todo incompatibles y el cuento resultó ser una fábula... 

Sin moraleja, pero con lema. >>


 <<Donde hay dolor, habrá canciones>>