13 may 2022

Seductora. Memorias de Momo (XII).

 Mirando atrás de nuevo. De ser consciente de ese poder a no serlo, que además de ser un proceso gradual, de la mano del paso del tiempo y de las experiencias, tiene un gradiente que depende de la ingenuidad, también. De cómo de fresca está la inocencia de la curiosidad pura, esa que va de la mano del destierro del prejuicio. Así que es de nuevo un resultado que depende de multitud de variables, lo consciente o no que se es de las armas de seducción que se poseen y que va ligado a los éxitos (o fracasos, según se mire...) que estas proporcionen al utilizarlas. 

Pero si las usas, así sea conscientemente o no, no deberías sentirte mal por ello. Es tanto como decirte que dejes de ser tú. ¿Coqueta y seductora? ¿Introvertida pero con una manera de ser que llama la atención a tu pesar muchas veces? ¿Qué más da? De cualquier modo, el juicio pende sobre la cabeza de alguien, por su manera de desenvolverse en el mundo, sin que muchas de esas personas que juzgan sepan de los moldes que fraguaron esas costumbres o idiosincrasias concretas...

<<Es su trabajo, ahora, la seducción. Uno de ellos, en este tiempo de multitarea e ingresos de varias fuentes. Ponerla dura, mojar coños. Provocándolo conscientemente, adrede.>>

¿Que no es un trabajo cuando no fluye sin pensarlo porque deseas al ser a quien seduces? Es cuanto menos discutible. Cuando has trabajado siempre en atención al público y has moldeado tu carácter y modales para agradar al cliente, puesto que estaba entre las cualidades para ser considerada una buena profesional, la faceta de actriz no es desdeñable. El peso de esa función teatral en tu oficio determina la calidad del conjunto que se paga en el ticket de caja. Y así será la propina, en consecuencia.

<<Ibas conduciendo por Arrecife y, en una calle con un solo carril de sentido único, el fulano del coche de delante frenó para dejar a su acompañante en la puerta del comercio. Nada fuera de lo común, si no fuera porque se entretienen en la despedida sin preocuparse por el cuarto vehículo que llega a la cola que se ha formado en la vía. Nadie pita. Diez segundos más de espera no llevan a ningún lado, "señora no corra tanto, que está en una isla y se cae al mar". En tu caso hay días que te irrita profundamente, pero no se pita; si acaso haces aspavientos y sacas la mano por la ventanilla para hacer gestos. Sí, estás adaptada y a ti también te molestan las pitadas, tan normales en Gamonal, con sus dobles filas impensables en Lanzarote. Aquí lo que se lleva es lo contrario: no poder aparcar en ningún lado porque cada dos fincas hay un vado o una línea amarilla, y muchos parkings privados a los que dar dineros. El turismo es lo que tiene.>>

Las putas son seductoras, obvio es una cualidad que poseen que puede estar más trabajada o menos. Fruto de características anatómicas y del fenotipo que le ha tocado en suerte a une, o también gracias a otras virtudes no desdeñables como saber arreglarse, sacarse partido, tener un estilo personal o carisma y encanto, un nivel cultural o conocimientos y aptitudes especiales para situaciones concretas y también, por supuesto, fruto del ensayo y error, de la experiencia, de la repetición. Como todo en esta vida.

Es una evidencia que todo ello sumado redondea el conjunto. La seducción la puedes llevar de serie o no. Pero el salto que se da cuando a características de tu persona un día te planteas sacarles rendimiento económico, de consciencia de utilizar lo que la madre naturaleza te ha dado, genes de tu madre y de tu padre mediante, en conjunción con tus viajes, reales, imaginarios y evolutivos, te hace crecer. Te hace admirar a quienes lo hicieron antes, no repudiarlas, no arrebatarles su dignísimo puesto entre las mujeres de garra, las nadie, las más oprimidas incluso por las acusaciones espurias de sus hermanas feministas institucionales y bien vistas. Las que braman por el sexo de las niñas pero miran para otro lado cuando les decimos que tenemos hijas también a las que proteger y dar techo, alimento y estudio.

<<Sabe más el diablo por viejo, mami>>