La balanza. Y te sonríes, cínicamente, pensando en quien la porta con una venda en los ojos...
Es muy malo, eso. Lleva al pensamiento egoísta del sálvese quien pueda, y así nos va.
<<Y así os ha ido, efectivamente. Pesadumbre por la tardanza, porque los estragos del desprecio y la infravaloración continuada y machacona son mayores cuanto más se avanza en el eje temporal. Luego hay que hacer un esfuerzo hercúleo para restaurar a la versión anterior. Que lleva igualmente meses, años, en el peor de los casos. Aún no está del todo claro si el que nos ocupa es de estos últimos. La mella de la huella sí que es profunda y alcanza varios estratos hacia lo hondo. Son años creyendo que con él estaba a salvo de lo que huía. Y caer de la sartén a las brasas. Desviarse mucho de la senda en un destierro identitario vinculado al dolor de un duelo irresuelto.>>
Héroe de Leyenda. No necio en atalayas guanches. Mentía y ya no sabes si sibilinamente o verdaderamente es un instinto aprendido. La cara B del señor afable grabada a fuego en sus genes. Todo eso que le pasó que temías que repitiera y un buen día cayó fulminado tu corazón al ver que sí, que esa faz también estaba en la de él. Derrumbarse el amor tan sólidamente construido, a dos soplidos, creías tú que insignificantes. Pero no lo fueron, porque afectaban a alguien ya intocable para ti de por vida, tu prole defendida con fiereza de leona, sin duda alguna. Como la que te parió te enseñó.
<<Y así será por siempre, mientras haya luz de un nuevo día para esta mamba verde.>>
Pero es a posteriori cuando ves tu permisividad y tolerancia con el desprecio a los tuyos. Incluida Ella, durante los años anteriores a ser madre. Necesitaste tenerlas a ellas para ver que si les despreciaban a ellos lo harían siempre contigo y también las mambitas lo sufrirían. Necesitaste ver el autoritarismo al tomar decisiones que afectan, mínimo, a otras cuatro personas, mujeres, no solo al que las toma. Necesitaste que despreciara lo más íntimo de tu amor y te tratara como una incapacitada. Hasta ese extremo. Hasta eso llegaste y aún te pedía y pide respeto, después de faltártelo una y otra vez, varias veces al día, durante años. Igual que su tirano hace con su comadre, desde hace años ante todos. En vuestra propia boda hubo bochornosas escenas de piropeos a las más jóvenes ante ella. Terribles situaciones en las que todo el mundo ve y oye pero hace como que no, silencios incómodos, "el puretilla simpático", la clase bien de la aldea y tal. El rancio mundo de la carcunda del país. Que simple y llanamente ahora forma parte de la ascendencia de tu prole y tanto cuesta asimilar. Porque supone estar eternamente en alerta sobre el bienestar emocional de ellas cuando no siempre vas a poder estar a su lado, si lo necesitan.
Ayudará que pienses en lo bueno. Rápido. Contrarresta. Empieza a recordar viajes, conciertos, risas, asaderos con amigos y polvos bien echados. Más te vale, porque no habrá día que no tengas que repetirte que no hay vuelta atrás y que ellas tienen mucho bueno de él también.
Y saldrá a flote, dale brillo, asfixia el lado B. El del señorito serrano con vacas y tierras e ínfulas de trabajar en imprenta. El "mosquito" de planta industrial del Polígono Gamonal Villímar. No, clase obrera no. Nunca lo han sido ni lo serán.
<<Burgos es y ha sido siempre una aldea, Señor mío...>>