Esto es una llamada a la solidaridad.
En los últimos dos años mi vida profesional ha sufrido un parón.
Yo era autónoma porque, harta de que el empresariado hostelero se nutra de tanto dictador que pisotea tu horario y te paga en negro lo que quiere pagarte (no la cantidad estipulada en convenio), decidí, como mucha gente en este oficio, trabajar por mi cuenta y postergar la formación para salir del sector e intentar otro camino. Así que me auto-empleé casi tres años. Hasta que sufrí la crisis ya en febrero de 2007. En ese momento, lo que estaba petando no era Wall Street si no la burbuja inmobiliaria que también había hecho a mi ciudad pasto de la especulación. De hecho, los chanchullos de cobros anticipados en promociones sin licencia de ocupación, empezó a cobrarse víctimas indirectas. Tuve en mi local a una pequeña empresa familiar ubicada fiscalmente en la provincia, que me dejó una cuenta de menús del día de dos semanas sin pagar.
Poco después realicé el traslado a las islas porque mi pareja iba a trabajar por primera vez por cuenta ajena, en lo suyo. Dejaba de ser su jefe una abultada cartera de clientes para pasar a tener uno sólo o dos como mucho. Más estabilidad menor reto, aunque sólo a priori.
Mientras tanto, yo me apuntaba al paro en el verano de 2008, comenzando una bonita relación con el Serwicio Canario de Empleo, en adelante SwcE, que voy a terminar echando mucho en falta porque ahora la gestión de las bolsas de empleo en la isla la realiza, por las tardes, en las mismas oficinas de la administración pública, FUNCATRA, entidad privada que canaliza el enchufismo-amiguismo-nepotismo con más garantías para los que manejan el cotarro.
Ardua tarea la de aumentar la competitividad en este país, siempre lo he pensado...
Visto, mientras hacía entrevistas por mi cuenta, que el sector profesional que tantas alegrías me ha dado y del que tanto he aprendido (sigh), tenía tan normalizada la explotación en este trocito de tierra al que adoro, aproveché para hacerme sendos cursos de formación para desempleados. Ni que decir tiene que, al proceder del régimen general de autónomos y cerrar el café-bar en diciembre de 2007, los cursos me los he buscado yo activamente y activamente he acudido durante casi un año a las clases, puesto que no corría riesgo de perder la prestación inexistente ni de que me sancionaran por no querer formarme. De hecho es que yo quería y por insistir en querer me puse por las bravas cuando vi graves irregularidades, es decir, fraudes a la administración, en el funcionamiento de la academia privada que se lucra con fondos europeos. El resultado del primer enfrentamiento, relacionado con el incumplimiento de la academia en la parte práctica del curso, supuso que me buscara las prácticas por mi cuenta con otra compañera. Conseguimos que nos dieran unas funciones para colaborar en un programa de servicios sociales en un ayuntamiento de la isla. Pero pretendieron que lo hiciésemos de estrangis sin que constara colaboración alguna y, lo que es peor, responsabilidad sobre nuestros actos inexpertos por parte de nadie. Lo que se nos pidió que hiciéramos en un primer momento era de locos.
En el segundo curso, volví a ver las irregularidades e incluso tuve la ególatra oportunidad de decirle in the face a Paulino Rivero que procedía de la hostelería pero que no me importaría currar en otra cosa porque no se me caían los anillos. El corte que le pegué salió por la tele y la gente me vio por segunda vez (antes fue una encuesta de la cesta de la compra en el Spar), pero esta vez sin audio, claro.
Acabé en junio y puse una reclamación al gobierno de Canarias por lo que debí haber denunciado ya en el primero. En la conversación telefónica que mantuve con el jefe del departamento de prácticas de la academia, fui amenazada con unas represalias "que no hemos tomado al admitirte por segunda vez en otro curso distinto". Mi opinión es que me admitieron por su propio interés económico y porque no llenaron las plazas,ni por demanda ni por el nivel formativo de los más humildes en la isla, que son los que viven de trabajar con las manos. Pero qué voy a decir yo, que vi cómo tenían cuidado de no repetir los mismos errores que el año anterior delante de los que habíamos abierto la boca. Eso sí; me quedé sin prácticas aunque el criterio de admisión sigue un orden de prioridad:
1. primer demandante de empleo
2. antigüedad en la demanda.
Presumiblemente estaba entre los tres alumnos de los doce que queríamos prácticas, pero mi teléfono no ha sido marcado de nuevo para avisarme desde la academia.
En diciembre de 2009 firmé mi primer contrato. Por mediación de mi pariente, que es una forma finísima de decir "enchufe", comencé a currar unas horas a la semana. El inconveniente es que el día que curro es el domingo, motivo por el que el precio de la hora está bastante bien. Bueno por eso y porque recojo basura. La gente que supo que la mujer (¡ay! pobrecica, con lo delicada que ha de ser...) del abogado
(¡ay! pobrecica, debe de haber estado en casa mantenida toda la vida...) había dicho que por supuesto que quería trabajar, empezaron a hacer apuestas a ver cuánto duraba. Sigo hoy en día y hace menos de un mes me volvieron a preguntar:
-¿Todavía sigues haciendo eso?
- Sí claro, me gusta hacer una pequeña contribución económica y si no hago nada cuando termino los cursos, me deprimo.- contesto con tono de obviedad.
- (cara de asombro) Si, sí...si tal y como están las cosas...
Me encantaría que, en vez de mañana, la huelga fuera el domingo. Pero mucho más me gustaría tener centro de trabajo al que no acudir mañana por tener un empleo mejor. No cuento en las estadísticas como demandante de empleo, tan sólo estoy demandando mejora en el SwcE desde que fui contratada, lo que quiere decir que, de nuevo, no cuento. Estoy en el limbo de la estadística mediática y hay muchos más como yo. Al igual que hay muchos en la economía sumergida cobrando una prestación mientras rechazan los cursos de formación porque con 400 aurelios no se saca adelante a dos chinijos. No es que no quieran, sino que no pueden.
Por todas las personas que engrosan las listas del paro y por algunas que no, como yo,
que veo que la mayoría trata acojonada de salvar su culo
(cuando su culo lo defienden realmente los que hacen huelga), porque somos muchos más y muchos estarán dentro de poco en la calle por la mitad y porque hay mucho fraude que atajar antes de que paguemos la crisis los trabajadores.
La huelga es un ejercicio de solidaridad con tu clase, no sólo un derecho que los empresarios y la derecha quieren criminalizar.
Ve por tí, ve por mí, por favor.