La escarcha en mis venas quema a veces, con tus dulces mentiras, mi amor.
"Soy el fuego que arde tu piel,♪soy el agua que mata tu sed♪el castillo, la torre, yo soy♪ "
Siempre estarás y no, en mi vida. Y ese es el sabor que queda unido a la valija de los duelos irresolubles o irresueltos. Que lo mismo me da o me da lo mismo. Al fin y al cabo soy lava y no creo que me vaya a ir lejos de aquí. Y tú eres cada vez más viejo y quizá nunca te vuelva a ver.
Es necesario que afronte esto como una realidad, aún en el caso de ir para conocer a otras personas, como ya ha sucedido. Matar esa esperanza, en un zig zag, en un vaivén de decir que quieres comportarte falsa y civilizadamente, mientras en tus sueños el café de cortesía se torna en escena "Alanis preguntando si se la chupa su santísima en el cine". Y no es plan, digo yo...
Pero sí. Así es. Hacer mofa y befa de: "Adónde ibas, Eva María", que me diría mi madre para tocarme los ovarios, "...con un hombre apaleado por la vida y rajado de vivirla ya, más de cincuenta...¡aay!"
No es irreverencia, transgresión o troleo hijoputa. Soy yo, Sangrando porque no me quiso un traidor mentiroso. Por eso y porque se van sigilosamente, pero igual están huyendo.
Esas erosiones son tan profundas que cierran lento. Al menos que suelde con eficacia, como decía aquel...