29 dic 2021

Infinito.

Borrando el primer título para sustituir, en lugar de empezar otro borrador. Pues la caja estaba en blanco. Sólo había dos palabras arriba. "Por azar", era una expresión zigoto, que todavía tenía más profundidad que recorrer en el abismo de las Memorias de Momo.

Ponte en lo peor, de cara a reflexionar tanto sobre los duelos que no conozcas y estén por llegar, como sobre aquellos que aún pesan en el alma.

Las caídas, tropiezos y errores son inevitables, si se quiere salir a la luz, volver a la marea. Afrontarlos con las experiencias previas como escudo es solamente una de las opciones. La otra es ver que la inmensidad del Cosmos y de lo que nuestros ojos no alcanzan a ver, empequeñece tu soplo de vida de polvo de estrellas que eres. Lo desconocido, lo que sucederá, es mucho más grande e inabarcable que tus  limitadas experiencias que extrapolas inconscientemente a un pequeño sistema de ideas, minúsculo, comparado con todo el saber de la Humanidad. 

Y sin embargo la rueda. Y el azar enfrente de nuestra pequeña cuota de decisión. No hacer daño a los demás es tu propia revolución, ya no más causar dolor. No como a ti te lo han hecho. No como se lo han hecho a otros que no eres tú, que amas o que incluso ni conoces, pero que por el aleteo de una mariposa podría estar sufriendo las consecuencias de cualesquiera actos, al otro lado del globo. Cuando allí es de día y aquí de noche.

Por azar, por infinitas posibilidades, por el devenir grotesco de la tecnología en la que confías... o confiaste. Porque es un hecho vivir surfeando la decepción entre el bien y el mal con el que bregamos en este ancho mundo y pequeño punto azul, todo de una.

Cabalga los sueños, las olas de espuma, doma el deseo que es tu aliado, guardada está la esencia que quizá algún día de nuevo fluirá por el aire, liberada de la carga del amor cruel, que mata el alma. El que ata y destroza la belleza de su objetivo primigenio.

Cabalga, Niña Momo, pues el azar no encuentra límites en el infinito de posibilidades. 

El dolor es infinito. Solo el tiempo atempera y modula la intensidad del trago diario.

Inversamente proporcional al tiempo, la potencia del deseo y esa quemazón.

<<Cuando el olvido no se puede lograr porque falta el perdón. 

Cuando no poder perdonar lastra el olvido del daño causado.>>

Ponerse en el infinito del dolor es recordar días negros de confusión total y de solamente querer dormir y a la vez ser incapaz de ello. Angustia y después cólera. Arrebatos continuos de pasión y bandazos emocionales en mitad de una época de desmoronamiento del proyecto vital central.

<<Catatonia y seres viles haciendo leña y vertiendo detritus a la caída en espiral de la pérdida de control emocional. Enésima, perdida la cuenta ya, es devastador para las recaídas, que regresan y persisten, como si fueran tus primeros patines el día del estreno.>>

Infinita confusión por el abandono. Por sentir que no la dejó, sino que la abandonó a su suerte. Conociéndola mejor que nadie de allí. 

En medio de la pandemia que nos haría mejores.

Claro que no nos ha hecho. Y de nuevo es infinitamente al contrario:

Nos ha descubierto como sociedades de egoístas alienades. Así no más se ponen de acuerdo en que no tienen culpa individual de nada y en eludir la responsabilidad propia, como que fuera principal o excluyente frente a la colectiva, corporativa y de los poderes e instancias que deciden lo que se hace con nuestra pasta y el sudor de nuestra mayoritaria clase.

La muerte del civismo coincidiendo con la desobediencia ultrafacha. Pinche caldo.


Tiempo de algoritmos, IA e infinitud creativa.

Tiempo de virus.

Infinitos.