20 jun 2008

Los hits de Salvad el Planetaaa!!!

"Cocinar no es algo genético, se ha de aprender"
Ferrán Adriá. Entrevista concedida a Jordi Bascuñana para el periódico digital
Campusdiario.
En este tema, como en todos, existen opiniones diversas. La mía es totalmente opuesta a ésta. Y la opinión que me merece el señor Adriá no sería de su agrado. Este prodigio de la Nueva Cocina, como se ha denominado a unas técnicas consistentes en hacer garabatos en un plato en perjuicio del sabor, se lo ha montado muy bien.
Con la inestimable colaboración del emporio NH, ha ubicado en Barcelona su Hotel-Taller-Restaurante-Sala de Exposición,

del que además ha extraído una saga de libros (de recetas, al fín y al cabo) cuyo módico precio ronda los 120 eurazos.
Eso sí, con desplegables y CD-ROM incluídos. De ésta manera, es comprensible que haga declaraciones eruditas como si de un genetista se tratara.
Al pobre infeliz de la plebe -que no llega a fín de mes - que se acerca (después de conseguir una reserva para dentro de un año, lo que me pasma por la demanda que tiene el garito), para probar sus exquisiteces, le clava 145€ (por persona), que es el precio medio de la degustación. En la que podemos encontrar: "tortilla de patata desestructurada", "ravioli líquido" o "aires de verduras", en un intento de realizar "ARTE EN EL PLATO".
Al fulano en cuestión, se le quitarán las ganas de volver a salir de casa para un rato largo, además de no tener un chavo el resto del mes ni para ir al "Mardonals".
He tenido ocasión de ir en mi ciudad a sitios de este tipo, unas veces invitada y otras abducida por recomendaciones (como véis no estoy a salvo de la gilipollez de la sociedad de consumo, también tropiezo de vez en cuando). Y, desde luego, lo que menos entiendo es ese afán de los que tienes en la mesa de al lado de que "to quisqui" se entere de lo experimentados y entendidos en Gastronomía (aduladores, diría yo) que son.Dicen sandeces de incalculable valor para las sátiras de los cómicos de la revista " El Jueves".

Afortunadamente, en los foros también se encuentran opiniones inteligentes:
" Te destroza el paladar a un elevado precio"

Una que, por suerte o desgracia, ha trabajado entre fogones de distinta índole, conoce también desde dentro los intríngulis de éstas técnicas, que, básicamente, consisten en la utilización de cacharritos carísimos.
Con sifones crean las conocidas espumas, es decir, metiendo una mezcla de varios ingredientes y poniendo una carga de gas...voilà!
Por no hablar del carísimo nitrógeno o de la thermomix...
Pero rápidamente amortizan, claro. Hoy ví al señor Adriá en la caja tonta.Se comentaba un acto familiar de los Franco en el que celebraban el 30º aniversario de la muerte de Paquillo.
¿Adivinan quién se ocupaba del ágape? Efectiviwonder, nuestro amigo Ferrán.
Yo tampoco soy Ingeniera Genética, pero os contaré algo: esa herencia genética es lo que nuestras abuelas llamaban "tener mano", y en efecto, existe.
Se trata de algo muy sencillo de explicar. El sentido del gusto nos permite a todos distinguir lo dulce de lo amargo, lo soso de lo salado, lo ácido de lo picante...etc., Pero se trata también de algo relativo a cada persona. Tiene un caracter subjetivo.
Y hay personas con talento en su sentido del olfato y del gusto, igual que hay quien tiene un talento especial en el oído para cantar o tocar un instrumento.

Mi experiencia personal es que, mis platos han heredado con fidelidad el toque de mi madre, aunque claro está, poseen un matiz distinto. Esto es así aún cuando algunos de ellos no pudo llegar a enseñarme a prepararlos. Y todo está en el hecho de que existen determinadas variables dentro de la cocina, como son las proporciones de los ingredientes,
los tiempos, las temperaturas..., que están unidas estrechamente con el resultado final. A todos os habrá pasado que, al pedir a un amigo una receta de algo que os gusta, no os ha quedado ni parecido.
Esto es la razón también de que, al seguir escrupulosamente un libro de recetas, no siempre salga bien el plato, ya que la cocina es altamente subjetiva.
Así, muchos negocios de Restauración de indudable calidad en nuestro país, han ido pasando de generación en generación, reproduciendo fielmente elaboraciones que comenzaron a ser célebres décadas atrás.
Yo abogo por estos establecimientos, que han sido perjudicados frecuentemente por declaraciones de los artífices de la nueva cocina. Éstos, en su empeño por justificar sus elevadas e inaccesibles tarifas (a no ser que desciendas de la Duquesa de Alba o de Paquillo), alegan que su cocina ofrece creatividad y calidad. Poco menos que afirmar, en algunas ocasiones, que la Restauración tradicional nos mete gato por liebre. Y aunque, a veces, esto pueda ser así, no se trata normalmente de la profesionalidad del jefe de cocina, sino de la avaricia y falta de honestidad del empresario de turno.