22 nov 2021

Ignición.

 Siempre fue así. Hay muchas maneras de arder, pero la de ella era de reacción rápida. Además lo verbalizaba y ponía el caramelo en la punta de la lengua, retirando después, sin dejarlo deslizar a la boca. Sobre su imaginación poderosa y sensual, para encender los labios del deseo y abandonarse al placer del amor propio físico.

Y qué pasó, en qué momento ese mecanismo dejó de funcionar, se preguntaba a menudo. Hay un periodo decisivo de tres años en los que se fue apagando la libido, por ser prioritaria la crianza de su prole y también, simultáneamente, porque al ser una carga de cuidados muy repentina y desestabilizante para cualquiera, sentía al amor más importante de su vida como un desertor, lo que no ayudaba en absoluto a desearlo sexualmente.

Cuestiones espinosas, poco exteriorizadas aún hoy en día demasiado a menudo, en la vida sexual posparto de muchísimas mujeres como ella. No en vano, son las personas de su generación, el grueso de la población estadísticamente con hijos en este país. Debido al retraso paulatino de la edad para ser madre de las mujeres después del babyboom. Aunque en el caso de ella no había sido escogido ni por priorizar carrera académica o profesional en condiciones materiales de libertad para ello. Pasó por un aborto voluntario, incluso, que decidió llevar a cabo por responsabilidad, según creía. Pero no pocas veces, después de aquello, le habían hecho sentir lo contrario, egoísmo y comodidad, cuando ella lo vivió como un paso difícil y doloroso, pero necesario y del que no se arrepiente.

Años después, y a pesar de ese dolor, vio lo sucedido al llegar el momento de llevar adelante el embarazo de su tardía maternidad, superada la treintena y entrada en edad de riesgo. Quizá su forma física hubiera sido mucho mejor. Seguro, no quizá, pero la pareja era la misma y la inmadurez tremenda. Siente escalofríos al pensar en esa criatura. Siente que no se equivocó en eso. Qué va. Ese no es el error. Son los papeles, está decidida en ese aspecto: que firmó es la clave. Esa entrada por el aro que hoy en día le parece una pesadilla de la que ha salido recién y que le da paz, al pensarlo.

 "-¿Atarse? Sí, son los papeles y no lo hagáis. Si amáis a la persona eso no sirve sino que destruye la relación. Yo estuve diez años con mi ex sin ellos y ocho tras firmar, ¡ahí lo tienes!"- Me dice entusiasmada pero con mucha calma. La excitación la expresa en el brillo de sus ojos alegres. --"Hay maneras y maneras de atarse, quiero decir. Ni los papeles ni la monogamia o adquisición de un compromiso de fidelidad tienen por qué ser malos. De hecho es lo que te digo, mientras fuimos fieles a la esencia de nuestra relación, durante esos diez primeros años, fuimos muy felices, incluso con graves problemas a nuestro alrededor. Pero en cuanto cedimos a la presión del entorno social, que en principio iba a ser una fiesta íntima después de un acto administrativo, una excusa para juntarnos cuatro, para montar el bodorrio que quisieron ellos, surgieron los roces por los dineros y todo lo que queríamos evitar, que era previsible por la mala relación de las familias desde siempre. De hecho ese fue uno de nuestros problemas con el que lidiar esos primeros años, la oposición familiar y otros grandes éxitos sobre injerencias indeseadas por el estilo, por ser de distinto estrato social. En definitiva, si te casas hazlo porque quieres tú hacerlo y si estás sin papeles, lo mismo, pero los cambios de trayectoria en esas cosas, cuando se estaba bien, se pagan. En mi caso tengo claro que cedí un poco, di la mano y me cogieron hasta el codo y luego el hombro, al ser madre."

Esa faz de repente se inunda de tristeza. Todo lo sucedido está muy reciente aún para ella. Aún se recompone y vuelve a sonreír. No se rinde, no sabe lo que es eso. 

Le pregunto en confianza sobre su soledad escogida y echa una carcajada:

-"La soledad no es escogida. Es una etapa. Alguien como yo necesita la piel a diario. Pero también soy muy resiliente y paciente. Tengo ahora otra prioridad y no es encontrar quien rellene huecos que además no tengo. Pero piel necesito, solo que la última vez me la volví a pegar duro, han sido tres, si cuento a mi ex jodiéndome el cerebro, los desalmados que me han hecho polvo de 2019 hasta aquí. Ratas Negras. Ahora necesito recuperarme de esas mordeduras, un tiempo. Dar rienda suelta a mi imaginación y disfrutar de mí, de lo que a mí me gusta".--

Ahora ya no ríe, lo dice muy seria, pero con convencimiento de lo que sale por su boca. Es su ansia herida por postergarse siempre. Me da placidez ver su cara relajada.



Sin crisparse como cuando se enfadaba tanto consigo misma...

Sí, yo la conocía desde hace muchos años ya...

Está bien, sabe que tiene que hacer lo contrario de lo que a ellos place.